Pasar tiempo al aire libre es una buena manera de introducir a los niños a nuevas imágenes, sonidos y olores. Pueden escuchar el canto de los pájaros y observar su movimiento en los árboles. Pueden atrapar luciérnagas y mariquitas. Pueden pasear por la playa, plantar flores y explorar parques. Todas estas experiencias desconocidas pueden despertar la curiosidad de tus hijos. Por ejemplo, ¿qué tipo de animales viven en el bosque? ¿Qué insectos se ven en la hoja? ¿De dónde viene la arena?
Como padres o guardianes, debemos fomentar la curiosidad de nuestros hijos hablando de lo que les interesa mientras juegan en el patio, durante sus paseos por la naturaleza o en el parque infantil. Podrían hablar de los distintos tipos de árboles que observan durante su paseo diario al parque. Recoger hojas, palos, conchas y piedras que se encuentran en la naturaleza. Pueden llevarlos a su casa y clasificarlas por tamaño y color, para luego utilizarlos en proyectos de arte y manualidades.
A los niños pequeños les encanta ayudar a mamá y papá. Esto significa que el juego al aire libre también puede incluir trabajar con tu hijo pequeño en tareas cotidianas como quitar las malas hierbas del jardín, barrer el camino de entrada, regar las hortalizas, o colgar la ropa en el tendedero.
Es importante tomar en cuenta que jugar al aire libre fomenta la actividad física de tus hijos para que puedan desarrollar sus habilidades motrices, especialmente en relación al equilibrio, la coordinación y la fuerza. A medida que crecen, el juego al aire libre puede ayudarles a mejorar su agilidad y resistencia.
Actividades por edad
Aunque los bebés no pueden corretear ni subirse a las barras de los monos, al estar al aire libre y utilizar sus cinco sentidos (gusto, olfato, tacto, oído y vista), pueden comprender mejor el mundo que les rodea y adaptarse a él. Por eso, asegúrate que tu bebé disfruta de estar de barriga sobre una manta sobre el pasto. Deja que huela las flores y escuche a los pájaros. A medida que crezca, déjale gatear por el pasto y meterse debajo de los muebles del jardín. Lleva a tu hijo de un año a la playa para que sienta la arena granulada o colócalo en el tobogán para que sienta la suavidad, ya que las diferentes texturas son importantes para que los bebés comprendan el mundo que les rodea.
Los niños pequeños desean seguir explorando el mundo en el que viven mientras ponen a prueba sus nuevas habilidades físicas. Por ejemplo, anímale a esconder juguetes en la arena, a observar qué ocurre cuando se derrite el hielo o al hacer ángeles de nieve. Haz que tu hijo sople burbujas y las persiga mientras que desaparezcan, salte charcos o juegue a la rayuela en la calzada. Anímale a empujar su cochecito o a tirar de un carrito con su juguete favorito. Ve al parque a dar patadas a un balón de fútbol, a correr por el descampado, o a lanzar una pelota de playa.
Alrededor de los 2 años, es posible que tu hijo empiece a observar a los niños mayores mientras que juegan. Aunque siga prefiriendo jugar solo, es posible que empiece a jugar cerca a los mayores. A los 3 años, tu hijo seguirá mostrando más signos de jugar con otros niños, aunque todavía serán mínimos. Convéncele para que juegue con otros niños. Anima a tus hijos a usar su imaginación. Durante los paseos por la naturaleza, pídeles que nombren los diferentes sonidos que oyen. Coge una lupa y pídeles que nombren todos los insectos que ven en las hojas de los árboles. ¿Piensen en construir una casita de muñecas hechas de cajas viejas y mantas?
Sólo con hacer diez minutos de actividad física al aire libre al día se liberan sustancias químicas, como la serotonina, que ayudan a los niños a reducir sus niveles de ansiedad y estrés, además de aumentar su autoestima.
Mejorar las habilidades clave
Jugar al aire libre puede mejorar habilidades emocionales y fisiológicas claves que son esenciales para el desarrollo general de tu hijo.
- Fomentar la Independencia - Durante el juego al aire libre no estructurado, los niños disfrutan explorando su entorno, siendo aventureros y aprendiendo a ser autosuficientes mientras practican la resolución de problemas y la capacidad de organización. Por ejemplo: "¿A qué velocidad puedo correr?", "¿Puedo saltar el charco?" y "¿Cuántos animales puedo ver en el parque?"
- Desarrollar resiliencia - Pasar tiempo al aire libre puede ser impredecible, ya que el juego al aire libre puede enseñar a los niños a superar situaciones incómodas, fomentando la confianza y la motivación interna.
- Mejorar las habilidades interpersonales – La naturaleza es el lugar perfecto para que los niños hagan amigos y desarrollen sus habilidades sociales y emocionales participando en actividades de grupo.
Jugar al aire libre tiene muchos beneficios para los niños. Asegúrate de programar tiempo para tu hijo, así como de incorporarlo a toda la familia.
Pon crema solar y sombreros a tus hijos cuando haga sol y calor. Pónles ropa abrigada los días fríos. En los días lluviosos, asegúrate de que tus hijos lleven botas e impermeables. Busque charcos grandes para saltar. Si está oscuro afuera, deja que tu hijo juegue con una linterna. En un día ventoso, puede probar a volar una cometa. Cualquiera sea el clima, viste a tus hijos para que puedan salir a jugar al aire libre.