No se necesita ser Einstein para disfrutar del descubrimiento de la ciencia con tu hijo. De hecho, nuestros niños pequeños deberían aprender sobre física, química y ciencias de la tierra y el espacio de forma natural, a través del juego y la observación. Son científicos curiosos y prosperan en entornos que promueven la curiosidad. Afortunadamente, ¡la ciencia nos rodea! En un blog anterior, exploramos cómo tu niño pequeño aprende a través del juego y hoy en BEBE MARIN SPEECH THERAPY queremos ampliar este concepto con la ciencia.
El juego científico debe reforzarse con elementos naturales, así que aprovechemos el deseo innato de nuestros hijos de explorar, experimentar e inventar. Por ejemplo, cocinar y hornear se convierten en espacios ideales para aprender cómo se transforman los materiales. ¿Qué ocurre cuando mezclamos ciertos ingredientes? Hornea un pastel para que vean lo que ocurre cuando se calienta en el horno. En el espacio de Pinterest de BEBE MARIN SPEECH THERAPY LLC (Early Intervention) tenemos algunas ideas y recetas estupendas que puedes probar.
¿Qué efecto tiene la energía en las propiedades físicas de los objetos? Experimenta con sólidos, líquidos y gases. A los niños pequeños les encanta jugar con hielo. Prueba congelar los juguetes en bandejas de hielo y luego añadirlos a una bañera de plástico para que jueguen con el agua. Anímalos a utilizar sus cinco sentidos para recolectar datos y pídeles que hagan predicciones.
Inicia conversaciones que inviten a tus hijos a aprender sobre la física del sonido. Explora las propiedades de diversos materiales, como las cucharas de madera o de metal sobre bandejas, los baldes de plástico así como las ollas y sartenes. Fomenta el desarrollo del lenguaje modelando el vocabulario adecuado.
Los viajes en automóviles y buses ofrecen excelentes oportunidades para que nuestros alumnos más pequeños comprendan conceptos como la fuerza y el movimiento. Por ejemplo, describe lo que ocurre al subir y bajar cuestas o al tomar una curva. ¿Qué se siente al conducir más rápido, más lento o al detenerse? ¿Las carreteras son lisas o tienen baches? También puedes reforzar estos conceptos haciendo que los niños se suban a toboganes o construyan rampas.
Cambios estacionales
Conversa con tus pequeños sobre los cambios estacionales en la naturaleza. ¿Comprenden las características de cada estación? Habla de las cuatro estaciones que tiene el año, y discute y descubre los diferentes tipos de clima que podemos experimentar en cada estación. Céntrate en las cosas tangibles: las hojas de los árboles, la ropa de la gente y los trabajos que ésta realiza (como rastrillar las hojas en otoño y quitar la nieve en invierno).
Mientras exploras, amplía el vocabulario de tu hijo haciéndole preguntas. ¿La temperatura es fría o helada? A medida que aumenta la temperatura, ¿cómo cambian su ropa? Introduce la idea de la temperatura registrando lo que lleva tu hijo junto con los cambios de temperatura.
Explorar el sol, la luna y las estrellas puede ser emocionante. A muchos pequeños les encanta decorar sus habitaciones con estrellas y meteoritos que brillan en la oscuridad en el techo. Puedes conseguir pinturas que brillen en la oscuridad, lápices de colores o rotuladores, y hacer que los niños coloreen escenas nocturnas en cartulinas oscuras (¡el azul y el negro son los mejores!).
Recuerda que en esta etapa el juego científico debe ser apasionante y con sentido, además de:
- fomentar el sentido natural de la aventura y la curiosidad de tu hijo,
- ayudar a tu hijo a desarrollar su propia comprensión de la naturaleza,
- animar a tu hijo a buscar siempre la solución a los problemas,
- ayudar a tu hijo a que aprenda a ser un buen observador,
- enseñar a tu hijo los términos científicos básicos,
- desarrollar la capacidad de organización de tu hijo,
- y desarrollar actitudes positivas hacia la ciencia.
¡Acuérdate de jugar en estas fiestas! ¡Qué mejor regalo que descubrir el increíble mundo de la ciencia!